Fuente: laps3.com |
Sólo 6 meses han pasado desde que el Real Betis consumó su
clasificación para la Europa League. Tan solo 180 días desde que culminó un
ciclo que comienza en la más agria hecatombe en la segunda división y acaba tres
años después con un séptimo puesto en la clasificación de la Liga BBVA, mal llamada
liga de las estrellas.
Qué momentos más difíciles vivimos los béticos, el
beticismo, en estos días. Ya no sólo por los resultados deportivos, que
también, sino por la miseria y la mierda que nos estamos teniendo que tragar en
estas fechas tan señaladas, bonitas y familiares. Qué complicado se hace
sintonizar una emisora de radio en la que salgan personajes de dudosa
procedencia, que no se sabe muy bien de dónde salieron y hacia dónde quieren ir.
Qué lástima ver que hay “aficionados” que se reúnen con otros personajes cuyos
actos han sido el origen de todo lo que está ocurriendo. Parafraseando a Luis
Carlos Peris: “qué cosas tan graves tuvimos que hacer los béticos en otra vida
para que se nos castigue en ésta con este equipo”.
Parece que el Betis está condenado a que siempre lo dirijan
gente equívoca. Cuando no hay uno que se lo lleva, hay otro que no tiene ni
pajolera idea de lo que va esto. Y siempre para y por beneficio propio. Al
Betis y a los béticos, que les den. Un individuo
del cuál antes no se sabía ni quién era, van a poderlo ver subido en el trono
del Rey Baltasar con la carita pintada de negro y tirando caramelos el día 5 de
enero. Como si nada pasara, como si nada importara. Otros aprovecharán para ir
a alguna que otra peña a comilonas navideñas varias, porque son “leyenda viva”.
¿Y al Betis? Que le den.
Lo mejor de esto, amigo bético que me está leyendo, es que
sabemos el final de esta historia cuando todo pase. Unos volverán a gestionar aceiteras, otros volverán a bufetes de abogados pero con más reputación, otros se cogerán
un avión a Serbia para ocupar un puestecito en su federación… Y otros… Otros
vivirán siempre de ser “leyenda”.
Pero créame cuando le digo que la verdadera leyenda de este
equipo es su afición. Los que siempre quedamos, pase lo que pase. Los que
estamos mascando la tragedia desde hace tiempo y que cuando se consuma la
viviremos como si fuera una sorpresa. Lo único que nos ampara a los béticos es
saber si algún día tendremos la suerte de estar dirigidos por alguien que de
verdad sienta lo que llevamos dentro y
que de una vez por todas nos lleve al lugar que merecemos.
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