Está enfermo. Betis 1-2 Elche

Lo que hemos presenciado esta tarde noche en el Benito Villamarín unas 30.750 almas ha sido cuánto menos, muy alarmante. Porque si pierdes en tu casa con un recién ascendido, es para preocuparse, pero si además resulta que ese recién ascendido te pega un baño considerable en la primera parte y en toda la segunda no has tenido valor de empatarle con un jugador menos, es para plantearse ya situaciones de riesgo y peligro.
El Betis está enfermo. Y la cuestión es determinar cuál es la gravedad de esa enfermedad. Está poblado de jugadores que sacrifican su poca calidad con correr mucho, como el caso de Juanfran, Molina o Nacho. Pero ya no es la calidad escasa que atesora la plantilla. ¿Alguien me puede decir por qué Juan Carlos ha jugado hoy todo el encuentro después de haber estado un mes fuera de competición? O mejor dicho, ¿alguien me puede decir por qué Juan Carlos está de nuevo en este club? ¿Por malo? ¿Por barato? ¿O por una combinación de ambas?
Lamentable el espectáculo de los dos goles del Elche, con una defensa que mira pasmada incitando a los jugadores a disparar. Destestable el manejo del partido en la segunda parte con una prolongación de faltas y de interrupciones del juego provocadas por el mismo Betis. Sustituciones tardías y algunas de difícil comprensión. ¿Por qué no juega Cedrick de titular en este equipo? ¿Qué le pasa a Nosa? ¿De verdad Chuli metió 15 goles la temporada pasada?
La enfermedad de este Betis tiene una combinación letal de factores. Una planificación ya manida con tanto melón por calar y que suene la flauta, un entrenador que cuando hace de entrenador algunas veces pierde el norte y una directiva que cada vez que intenta comunicar algo a su afición es para escurrir el bulto.
Simple y llanamente son 8 puntos de los 27 disputados, perdiendo con Celta, Elche, Getafe... Rivales a priori parejos. A priori. Y no, la medicina no se puede llamar Rubén Castro. Se necesita mucho más. Esperemos que tenga remedio.